Aquellos que han visitado París antes de 1990 seguramente recuerdan una vista extraña en la noche: todos los autos solían tener faros amarillos profundos, luces altas y luces bajas.
Este color amarillo se introdujo primero con fines militares (ayudaba a distinguir los vehículos franceses y extranjeros desde arriba...)
Posteriormente se mantuvo con una opción "científica" añadida, pretendiendo que la iluminación amarilla era más eficiente durante las noches de niebla. También se afirmó que los faros amarillos eran menos propensos a deslumbrar a los conductores que venían en sentido contrario.
Sin embargo, en 1993, las leyes europeas que lograron la armonización de la homologación de vehículos en toda Europa prohibieron este color brillante para los automóviles nuevos .
De ahí la lenta extinción de los faros amarillos. Cada vez son menos los vehículos que las tienen a día de hoy, ya que las bombillas de recambio ahora son blancas...
